Has llegado sin que yo te esperara. Has empezado a construir en mí enormes montañas de recuerdos y nuevas experiencias que ningún huracán se llevará.
Porque es verdad que vivimos etapas diferentes pero también es cierto que en la experiencia hay felicidad y en la inmadurez hay locura. Un descubrimiento para mi saber que en tu madurez hay paz y un riesgo para ti conocer que en mí también hay ternura.
Nos hemos encontrado como se cruzan dos trenes en ambos sentidos, cada uno por su vía y sin pararnos a saludar. Qué digo sin pararnos a saludar... hemos chocado nuestros últimos vagones para tener la obligación de parar, tener una simple excusa para conocernos.
Una tremenda estupidez esperar a tener motivos para parar a hablar. Un sinsentido el pensar locuras y soltar por la boca palabras que solo suenen bien.
El cinismo desune, por eso cuando hay un principio funciona el decir sin pensar y el comernos sin hablar.