Nada de esto sacia la rabia, la sed o la incertidumbre. Nada que no se haga en su debido momento tiene recompensa.
Podría tomar aire, decidir dejarlo estar, y podría seguir mirando a otro lado sin ver tu inconsciencia. Debería. Y será tarde, no tendremos recompensa y lo que fuimos capaces de reír lo lloraremos igual.
Nunca sí hasta el final, nunca no desde el principio. Ni contigo ni sin ti. Siempre entre el amor y el odio.
Me propuse saber qué pasaría si desde el inicio manteníamos una postura y me encontré con el vacío.
Como si lo de antes hubiera sido un oasis en el desierto donde tanto grité y desde donde no se escucharon mis osados gritos, como si el agua que bebía se secara de repente, como si la oscuridad se volviera luz y tu mentira se desvaneciera.