domingo, 1 de mayo de 2016

Y pensar.

Y pensar que todo tenía lógica, que cada paso que dábamos nos guíaba al futuro, que con los besos que teníamos nos era suficiente.

Pero, ya ves, ni lógica ni futuro ni suficiencias. Más bien, ya no ves. No vemos. No nos vemos. Porque ocupados en el yo jamás podremos ver al tú.

Y pensar que la búsqueda acabó en ti, que nos hacíamos fuertes con cada golpe, que te tenía y me tenías, que jamás estuve sola en el andén.

Pero no. No lo ves. Sigo buscando, me hago pequeña y corro despavorida y sola por la estación esperando el tren.

La felicidad me persigue y yo me empeño en avanzar más rápido que ella.