No importa que no te gusten las despedidas. A mi me encantaría que no existieran.
No quieras que todos los viajes que hagas tengan una ida y una vuelta.
La vuelta es más que la ida. La vuelta a la normalidad es más que el caos de los días lejos de casa. El regreso a lo que más quieres te deja anestesiada, sin ganas de mover el culo del sitio más maravilloso del mundo. Volver a tu lado es ese sitio tan mágico.
Y por eso no importa que odies las despedidas, porque no tiene sentido estar en una constante cuenta atrás sin querer. Una cuenta atrás cuando estás porque te irás y otra nueva e innecesaria para que vuelvas a volver.
Volver a volver viendo el principio y el final y aún así volviendo al caos.
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