martes, 23 de diciembre de 2014
Entre tanto.
sábado, 4 de octubre de 2014
Al diablo.
Hace tiempo que el silencio no me habla y créeme que me apetece quedarme escuchando este maravilloso rato sin palabras. También hace tiempo que mis labios no besan tan de verdad. Claro que los besos de antes no eran mentira y claro que mi vida te espera.
Hace mucho tiempo que no hay tanto en mí. No recuerdo lo enorme que me siento al tener a alguien a mi lado.
Titubeo al hablar de ti, se me corta la voz si apareces en mis pensamientos o despierto espantada porque has estado en uno de mis sueños. Todo esto porque en realidad no estás aquí, conmigo y dentro de mi.
Y me prometo no permitirte volver y te niego y me niego pero no hay nada más inútil que eso, hacer lo que no quieres y seguir negándolo.
Yo te dejaría prometerme y hacerme temblar. Te daría mi alma, sabiendo que se la doy al diablo.
Me quedaría sin nada.
Me ahogaría en alcohol y aguantaría el escozor de mis heridas de guerra.
Pero no creo soportar verme abatida, sin alma y recordando que todo lo hice por quien no debía.
domingo, 21 de septiembre de 2014
Evolución.
Fuera hay lluvia y eso quiere decir que llegó el otoño. Igual que las estaciones del año avanzan, igual que una canción continua, igual deberíamos evolucionar nosotros.
Estancarse y no plantearse cambios hace que te hundas en la pena y la mala vida. Entiendo que la persona que te acompaña no te lo ponga fácil. A la mierda la compañía si no te aporta nada bueno.
Avanzar, caminar, evolucionar y todos los verbos que tengan que ver con seguir hacia adelante, todas las expresiones que impliquen nuevas metas y todas las sonrisas que signifiquen una vida repleta.
Y aléjate de la miseria, de los ambientes nebulosos, de la gente peligrosa. Deja atrás la rutina y oblígate a ver felicidad en cada detalle.
Y no creas que todo lo que haces, dices, piensas y das es insuperable. No lo creas porque en nada te darás cuenta que nadie es imprescindible, que nadie te mantiene de por vida y que cuanto más temprano des antes empezarás a no recibir.
Vive soñando. Vive persiguiendo tus sueños. Avanza viviendo. Evoluciona.
lunes, 15 de septiembre de 2014
En pie.
Si me lo pides, me atrevo. Y si me atrevo es porque me lo estás pidiendo.
Un ciclo que compartimos y del que no queremos salir si no fuera por los constantes riesgos que asumimos que no me dan ni miedo ni vértigo.
Ningun miedo al olvido. No hay prueba más fiable que la distancia para que alguien desaparezca, se esfume. Nada de vértigo a las subidas y bajadas, nada de eso porque cualquiera se cansa pronto de la monotonía. Sí me da rabia, me da rabia la lejanía que no la distancia. Y nostalgia en los sitios, las canciones y las fotos.
Seguimos descubriendo mundo y cruzando límites pero no mantenemos lo que debemos, por eso mi meta es quedarme de pie y resistir al vértigo y las espantadas.
De pie y queriendo tocar el cielo con la cabeza, los pies plantados en el suelo y mi corazón preparado para no desaprovechar los momentos.
Por eso si me los pides, me atrevo. Y me atrevo a no medir y sentir, sin ver y confiando en ti.
lunes, 18 de agosto de 2014
Construyendo torres.
Has llegado sin que yo te esperara. Has empezado a construir en mí enormes montañas de recuerdos y nuevas experiencias que ningún huracán se llevará.
Porque es verdad que vivimos etapas diferentes pero también es cierto que en la experiencia hay felicidad y en la inmadurez hay locura. Un descubrimiento para mi saber que en tu madurez hay paz y un riesgo para ti conocer que en mí también hay ternura.
Nos hemos encontrado como se cruzan dos trenes en ambos sentidos, cada uno por su vía y sin pararnos a saludar. Qué digo sin pararnos a saludar... hemos chocado nuestros últimos vagones para tener la obligación de parar, tener una simple excusa para conocernos.
Una tremenda estupidez esperar a tener motivos para parar a hablar. Un sinsentido el pensar locuras y soltar por la boca palabras que solo suenen bien.
El cinismo desune, por eso cuando hay un principio funciona el decir sin pensar y el comernos sin hablar.
martes, 22 de julio de 2014
A ti.
Que tenías dos discursos y ninguno tenía una frase con sentido.
Que ni las miradas ni las sonrisas fueron sinceras.
Que buscabas burlarte de todos y encontraste soledad.
Que pensabas tener el poder y solo tenías palabras.
Que quisiste olvidar y conseguiste ser olvidado.
Que te creías invencible y que pronto descubriste ser un perdedor.
Que contabas increíbles mentiras y conseguías anestesiarme. Tu palabrería, tu maravillosa manera de llevarme al lugar donde eras el rey, tu maldita costumbre de llevarme y no enseñarme el camino de vuelta.
Por eso a ti. A ti que ni por asomo eras el adecuado. Que no pudiste conseguirme y que te vas sin saber que no tienes permiso para volver.
No contaste con que estás anclado a un mundo sin oxígeno en el que no querrá vivir nadie. No cuentas con que si no disfrutas del ahora, no podrás tener un después.
sábado, 19 de julio de 2014
Solo para muy adultos.
La inmadurez no nos permitió verlo. No nos dejó ver que el tiempo que pasábamos juntos se convertiría en echarnos de menos cuando no estuviéramos ahí. Ni eso ni que tendríamos la necesidad de dejar de echar de menos.
Muy niños en los juegos y las cosquillas, en los bailes y las despedidas. Inocentes en cada detalle y en cada broma pesada. Incapaces de mediar con los sentimientos. Inútiles cuando se trataba de dejarnos huella porque no tiene sentido no verlo y taparlo, taparlo y no reconocerlo.
Era para adultos tocar en sitios prohibidos, las noches que tuvimos. Solo para adultos besar apasionadamente.
Y qué increíblemente bien supimos hacer ésto y qué nefastos manejándonos.
Actuaríamos así porque debíamos suponer que no sería eterno y, por eso, quisimos hacerlo intenso.
lunes, 14 de julio de 2014
Ultimando.
Me entregué a ti sin esperar tenerte. Me dejé venir en el peor momento.
El orgullo y nuestra poca insistencia han hecho de lo nuestro una bolsa de aire. Eso somos, nuestros cuerpos los recipientes y en el interior aire. Debiendo estar repletos de todos los símbolos del amor y solo hay aire. Un aire frío y pegajoso que no se calma ni con el mejor sol de julio.
Te notaba cerca de mi. Te dejaba actuar, te dejaba ser el protagonista.
Demasiadas ganas de seguir y todas acabaron en saco roto. Un saco con un enorme agujero negro por donde las ilusiones se fueron, por donde se nos escapó lo mejor de cada uno.
Te quise sin medir el peligro que eso conllevaba y me puse al lado de un precipicio a contemplar los increíbles paisajes. Normal que me relajara viendo tan enormes cielos y normal que, esperando a que llegaras a verlos conmigo, perdiera el equilibrio. Tropezarme con una piedra habría sido lo menos doloroso.
Perder el equilibrio porque me fallaran las fuerzas esperándote me dejó en la situación más difícil de todas, entre la caída y la resurrección.
Me quisiste queriendo y me diste lo mejor de ti. Me regalaste sonrisas y me premiaste con auténticos besos.
Pero qué poco queríamos avanzar si en cada velada veíamos el final.
lunes, 30 de junio de 2014
Perdiendo batallas.
Grita.
sábado, 28 de junio de 2014
La vuelta.
No importa que no te gusten las despedidas. A mi me encantaría que no existieran.
No quieras que todos los viajes que hagas tengan una ida y una vuelta.
La vuelta es más que la ida. La vuelta a la normalidad es más que el caos de los días lejos de casa. El regreso a lo que más quieres te deja anestesiada, sin ganas de mover el culo del sitio más maravilloso del mundo. Volver a tu lado es ese sitio tan mágico.
Y por eso no importa que odies las despedidas, porque no tiene sentido estar en una constante cuenta atrás sin querer. Una cuenta atrás cuando estás porque te irás y otra nueva e innecesaria para que vuelvas a volver.
Volver a volver viendo el principio y el final y aún así volviendo al caos.
Cuentos chinos.
Nada tiene de verdad que el roce hace el cariño. Quién tiene la cara de decir eso si yo a ti, con una sola mirada, tenía de sobra para quererte a mi lado.
Falso que todo va de más a menos o de menos a más. Yo contigo voy de más a más, porque los menos aquí no caben.
Mentira que los besos se dan y no se piden. Nadie me puede decir eso porque si los necesito, te los pido. Y más mentira aún que los 'te quiero' haya que decirlos cuando se sienten. Mentira porque si 'te quiero' ¿para qué decirlo? Notarlo en mi mirada y mis besos será tu misión y si no lo consigues ¿qué sentido tiene decirlo?
Y ojalá fuera verdad que la pasión está en el sexo. Ojalá eso fuera cierto y nos hiciera olvidar todos los cuentos chinos.
Apaga la luz, me dejo llevar.
La noche solo tenía sentido con las chicas. La noche solo podía ser divertida con mis chicas.
Cuatro copas de vino y nuestros vestidos larguísimos dejaron paso a más copas de vinos. Nuestros vestidos comenzaban a tener demasiada tela.
Y más copas de vino. Controlando los sorbos en la comida y desatando esos mismos sorbos entre baile y baile.
Inés vuelve la mirada hacia nosotras después de estar vigilando la entrada y suelta, nerviosa: 'Los chicos están entrando'.
Nuestros chicos. Serán nuestros chicos por esta noche. Y la suerte que tuvimos de encontrarlos... porque, al menos, cambiamos las copas por besos y más risas.
Teníamos que estar preparadas para elegir.
No hizo falta. Puede que fuera porque no estábamos sobrias o puede que ellos escogieran por nosotras; más sobrios que nosotras debían estar.
Y qué vergüenza que nos echaran del local. Qué desastre que acabáramos en la calle cantando por Los Delincuentes y sin poder deshacernos de la tela que nos sobraba de nuestros vestidos. Locura de noche que no tiene su fin en las copas de vino y la entrada de los chicos.
Y me maldigo por no recordar los momentos siguientes con mucha lucidez. Me maldigo porque el chico más guapo me escogió a mi y disfrutar de él habría sido más interesante estando menos borracha de vino y risas.
Ni su nombre ni sus besos se quedaron en mi mente. Pero qué sensación más bonita la de no conocer al tipo y sentir saber todo de él.
En el local, cuando entraron esos chicos, solo quería bailar y dejarme llevar. Cuando estaba con él volvía a dejarme llevar estando a oscuras con un desconocido. Un desconocido del que querría conocer lo que ni él conoce.
viernes, 27 de junio de 2014
Muerde el suelo.
Porque el estrés y la mala hostia dejan el cutis horrible. Y morder el suelo no les iría mal a esos que buscan los fallos y no ven el lado bueno a nada.
Porque las sonrisas son necesarias cada día. Y morder el suelo les iría genial a los que no sonríen.